“La minería no era considerada como un arte humano,
sino como una forma de castigo; combinaba el terror del calabozo
con la exasperación física de la galería subterránea…”
(Mumford, 1934:67)
La acción de la conquista, el azote de
las epidemias y las nuevas condiciones sociales incidieron en la
disminución de la población indígena. Al finalizar el siglo XVI, en la
Nueva España se habían extinguido cerca del 90% de la población
original. La población natal siguió decreciendo de manera lenta pero
constante, aun sin epidemias, debido a la desintegración de la economía
nativa y a las malas condiciones de vida. Ante tal panorama, la rama
minera vio amenazada su producción y sus ganancias. Por tanto, fue
necesario suplirla de alguna manera mediante el desarrollo de un
complejo sistema, adecuado y eficaz. Sus métodos adquirieron una mayor
importancia después de 1576, cuando se agudiza aún más la crisis
demográfica. Este problema, fomentó una regulación laboral para la
minería que precisara los términos para el empleo de los naturales
sobrevivientes y la cantidad proporcional que debían ofrecer los pueblos
(Cubillo, 1991: 192 y 193).
Cubillo (1991: 201) describe que los
indios eran explotados, las condiciones de trabajo eran deplorables y
que los largos recorridos por caminos abruptos y los cambios de clima
fueron elementos que contribuyeron a que aumentara el número de muertes.
Fray Toribio de Benavente señala que entre las grandes plagas que
azotaron a la población indígena, debía considerarse la de las minas, en
donde los indios que hasta hoy en ellas han muerto no se podrían contar (Benavente, 1971: 26).
Ser minero en Zimapán…
Gran parte del territorio que comprende Zimapán
y otros municipios de Hidalgo se encuentra entre llanuras, sierras y
lomeríos, los cuales desde la época del Virreinato favorecieron la
actividad minera (Coll y Sánchez, 1998: 182). Algunos de los pueblos
que estuvieron circunscritos en el área de influencia de las minas de
Pachuca a Zimapán llegaron al borde de la desintegración, entre otras
causas por tener que estar ocupados en dar servicio forzoso por
repartimiento a las minas. Los indígenas se quejaban de que sus pueblos
habían quedado prácticamente vacíos, deshabitados y que no había quien
atendiera las labores comunitarias. Como podemos ver, el sector minero
español, hizo posible su sueño y su riqueza gracias a la explotación de
los indígenas (Cubillo, 1991: 200 y 201). Sin duda, la actividad de la
minería propició el aumento de los índices de mortalidad. Wolff (1983)
también argumenta que una de las principales actividades que ponen en
riesgo al ser humano de contraer enfermedades infecciosas, es la minería
(1983: 266). Por lo tanto, una de tantas consecuencias que ha tenido el
impacto de dicha actividad sobre el organismo de los mineros ha sido la
enfermedad.
La tuberculosis (TB) es un claro ejemplo
de lo anterior, ya que se trata de una enfermedad infecciosa comúnmente
asociada a los pulmones, que se contrae y transmite por vía aérea, pero
que puede afectar casi a cualquier tejido u órgano del cuerpo.
Usualmente es una enfermedad crónica que persiste por meses e incluso
años. La infección se produce a causa del bacilo Mycobacterium tuberculosis,
sin embargo, este bacilo no es la única condición para contraer
tuberculosis, ya que esta enfermedad es probablemente la que mejor
ilustra el principio de las causas multifactoriales: nutrición, edad,
alcoholismo, actividad laboral y genética (Kiple, 1993: 1059).
Adentro de esos cerros es
bonito ganar dinero, pero el peligro… ahí tiene uno que hacer unas cosas
adentro y al otro día tiene uno que recibir todos esos gases de la
disparada de la pólvora que se ha quemado para tumbar el cerro, como no
entra el aire y entonces esos gases se los va uno pasando ¡tierra de
metal! y eso va pegándose aquí en los pulmones (señala su pecho). Yo he
vomitado como dos veces por la boca sangre, la segunda eché más sangre
que la primera, eché como tres litros y ya no podía caminar
(Entrevista a Don Luis, ex minero. Zimapán 2009).
fuente: http://antropologiafisicaparaque.wordpress.com/2010/04/23/mineria-y-enfermedad/
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